Santuario de la Virgen de Guadalupe de Ayquina se prepara para recibir a miles de peregrinos

Obispo Tomás Carrasco que peregrinó junto a los jóvenes destacó el espíritu que debe acompañar a quienes visitan a la santísima Virgen en el santuario.

El pequeño poblado de Ayquina, ubicado en la Región de Antofagasta, se convierte cada año en el epicentro de una de las festividades religiosas más importantes del norte de Chile: la Fiesta en Honor a la Virgen de Guadalupe de Ayquina. Entre el 1 y el 10 de septiembre, más de 70 mil devotos llegan a esta localidad para rendir homenaje a la Virgen, también conocida como la «Chinita de Ayquina».

Los preparativos para esta celebración comienzan semanas antes, cuando los fieles y las distintas cofradías organizan los detalles de su participación en las festividades. Las actividades principales incluyen la celebración de sacramentos, que son atendidos por el servicio pastoral y espiritual de la Iglesia de Calama, lo que refuerza el sentido comunitario y religioso del evento.

El obispo Tomás Carrasco Cortés que participó en la peregrinación juvenil este sábado celebró la eucaristía en pleno desierto oportunidad en que manifestó que el camino hacia el Santuario de Guadalupe es una oportunidad para emular el sufrimiento y la esperanza de Cristo en su camino hacia el Calvario, siempre acompañados por la mirada amorosa de la Virgen María.

“fue la Virgen María quien invitó a los peregrinos, sabiendo que Dios quería hablarles”. Remarcó el pastor, destacando la importancia de no perder de vista a la Madre de Dios que acompañó a Jesús en su camino al Calvario.
Monseñor Carrasco también animó a los jóvenes a identificar los talentos que Dios les ha dado y a reflexionar sobre cómo los están utilizando. Subrayando que reconocer los talentos no es soberbia, sino un acto de humildad, ya que “el poderoso es el que hace obras grandes en nosotros”.

Fiesta en el Santuario

Uno de los aspectos más llamativos de la fiesta es la presencia de los Bailes Religiosos, una tradición profundamente arraigada en la cultura andina. Durante estos días, diversas agrupaciones de danzantes, ataviados con coloridos trajes, recorren el pueblo al ritmo de bandas de bronce, expresando su devoción a través de la danza y la música. Esta manifestación de fe es un espectáculo de gran significado espiritual y cultural, que fusiona elementos católicos con tradiciones indígenas.

La Fiesta en Honor a la Virgen de Guadalupe de Ayquina no solo es un momento de recogimiento y oración para los fieles, sino también una oportunidad para fortalecer los lazos comunitarios y preservar las tradiciones ancestrales que han pasado de generación en generación. Cada año, la devoción y el fervor religioso se renuevan en este rincón del desierto de Atacama, donde la fe y la cultura se entrelazan en un acto de profunda veneración.