Obispo de Calama “Nuestra Señora de Guadalupe, sigue siendo el reflejo del amor de Dios para la humanidad.
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En el Santuario de Ayquina se celebró la fiesta en honor a la Virgen
Resaltando el rol de la Virgen María como ejemplo para acoger a Dios en el corazón, el obispo de Calama Tomás Carrasco Cortés encabezó este martes los festejos dedicados a la Virgen Guadalupe por parte de la comunidad de Ayquina – Turi – Panire y fieles de El Loa que llegaron hasta el poblado.
Al igual que la aparición de Nuestra Señora Guadalupe a Juan Diego ocurrida un 12 de diciembre en el cerro Tepeyac de México en el año 1531, en la quebrada del pueblo de Ayquina se rememora el encuentro de la Virgen María con el niño Casimiro Saire un 12 de diciembre de 1646, estableciéndose desde este tiempo la especial veneración a la Santísima Madre en este poblado que se ubica a 70 kilómetros al este de Calama.
El obispo en su mensaje puso énfasis en la especial disposición del corazón de Juan Diego con respecto a Dios en su encuentro con la madre del Señor, misma disposición de la Virgen para servir a los planes del Señor, “Nuestra Señora de Guadalupe, sigue siendo el reflejo del amor de Dios para la humanidad. Sigue diciéndonos las mismas palabras que las transmitió a ese pobre joven, Juan Diego y que permitió la unidad de un pueblo dividido”.
Agregó el pastor a la comunidad presente en la celebración “ustedes han escuchado la voz de María, ustedes han escuchado la voz de Dios a través de ella, y también se han querido poner bajo esa protección maternal. Y eso hemos escuchado. María, protectora de los pequeños, guía de los humildes, estrella para los que no encuentran horizonte, norte para los cristianos. Porque ella, después que escucha la palabra de Dios, porque es la primera que escucha la palabra de Dios, es capaz de dejarse poseer por el Espíritu Santo, y cuando entra Jesús dentro de ella, la Virgen María empieza a darse cuenta de las necesidades de los demás (…) Si queremos parecernos a Nuestra Madre Santísima, tenemos que escuchar a Dios. Tenemos que creerle y tenemos que ponernos en camino. ¡Qué grande es nuestra fe! ¡Qué grande es Nuestra Madre que tenemos! ¡Qué maravillosa protección tenemos a través de ella! “.
Comunión
La celebración de este día vivió un momento muy significativo con 14 niños que tras un periodo de preparación en catequesis recibieron el sacramento de la comunión. Previamente el obispo Tomás Carrasco les había manifestado la grandeza de este acontecimiento en sus vidas, “Hoy contamos con ese gozo grande de cómo nuestra iglesia va creciendo, cómo se van integrando nuevos miembros a ella, y qué más grande, que los miembros vayan también aceptando en su vida ese tesoro único para nosotros, que es el Hijo de Dios, que ha venido para habitar en el corazón de ustedes”.
Tras la bendición final la Virgen Guadalupe de Ayquina fue sacada del templo en procesión y llevada al Valle como es tradición en esta fecha del año.
