La Iglesia de Calama lamentó los hechos de violencia y clima de inseguridad que experimenta la zona

A través de un comunicado hace un llamado a las autoridades para que extremen los esfuerzos en implementar medidas para garantizar ambientes seguros y sanos.

Ante la serie de acontecimientos delictuales que han afectado a la comuna de Calama, generando preocupación en la comunidad loína, la Iglesia de Calama tiene el deber de reflexionar y plantear a las autoridades competentes la necesidad de atender las inquietudes naturales que surgen de este clima de violencia que experimenta el país y particularmente esta zona.

No podemos quedar indiferentes ante la angustia y dolor que deja este ambiente de inseguridad en que la mayoría declara tener que desenvolverse a diario. No son pocos los que expresan las medidas que han debido asumir para sentirse “más seguros”, encerrándose en sus viviendas y debiendo implementar una serie de precauciones que les permitan salvaguardar la integridad de los miembros de su familia.

Las angustias de una comunidad que no se siente segura de circular por sus calles por el temor a ser asaltados, que no duerme tranquila por el desasosiego de que alguien ingrese a sus casas o que simplemente pueda ser objeto de portonazos, encerronas y otros delitos que se han hecho común en estos tiempos, no nos puede dejar indiferentes.

Somos mayoría los que aspiramos a recuperar la paz y la armonía de una ciudad que tradicionalmente se caracterizó por la seguridad y buen ambiente, sin embargo, paulatinamente fue creciendo en intranquilidad llegando a los límites que hoy forman parte de la cotidianidad.

Junto con hacer un sentido llamado a las autoridades y personeros competentes a nivel nacional, regional y provincial para que extremen todos sus esfuerzos en implementar medidas que garanticen convivir en ambientes seguros y sanos. También comprometemos nuestra disposición para continuar con nuestra misión de generar espacios de diálogo y reflexión que favorezcan una mejor comunicación entre los niños, jóvenes y adultos, fortaleciendo la armonía en todas sus esferas.

Al mismo tiempo y como ha sido nuestra tarea, elevamos oraciones al altísimo por toda esta comunidad, especialmente por quienes han debido afrontar la dureza de la delincuencia y violencia en todas sus dimensiones. Pedimos por nuestras fuerzas de orden y seguridad, sus miembros y sus familias que deben asumir la incertidumbre de su retorno cada vez que están cumpliendo con sus funciones.

Pedimos por nuestros niños y jóvenes para que podamos asegurarles crecer en un mejor lugar y que junto con ello contribuyan en el futuro a una mejor sociedad.

¡Dios sea bendito!