Comisión de “Cuidado y Esperanza” ofreció segundo taller de “Prevención de Abusos”
El objetivo fue proporcionar herramientas y conocimientos para identificar, prevenir y responder adecuadamente a situaciones de abuso y conductas inapropiadas que pudiesen ocurrir en la comunidad eclesial.
En un esfuerzo continuo por promover la seguridad y el bienestar en las distintas instancias del quehacer religioso y pastoral se llevó a cabo un nuevo taller intensivo de prevención de abusos y garantía de ambientes sanos en el ámbito eclesial. El encuentro, celebrado en la Casa de Ejercicios Espirituales Nuestra Señora de la Merced, reunió a 50 participantes que se desenvuelven como agentes pastorales o tienen cargos de responsabilidad en el servicio de la Iglesia.
El taller que en esta ocasión también contó con la participación de líderes de Grupos Scouts que se vinculan con la iglesia local fue organizado por el “Equipo Diocesano para la Prevención de Abusos” de la Diócesis San Juan Bautista de Calama y tuvo como objetivo principal proporcionar herramientas y conocimientos para identificar, prevenir y responder adecuadamente a situaciones de abuso y conductas inapropiadas que pudiesen ocurrir dentro de la comunidad eclesial. Se abordaron temas críticos como la detección temprana de signos de abuso, la importancia de la denuncia, y la implementación de políticas de protección para todos los miembros de la comunidad, especialmente los más vulnerables.
La jornada comenzó con una emotiva apertura a cargo del padre Enrique Olivé, sacerdote asesor del equipo local en prevención de abusos quien subrayó la importancia de la responsabilidad individual y colectiva en la creación de ambientes seguros, manifestando que la misión es proteger y cuidar a todos los fieles, asegurándonos de que la Iglesia sea un lugar de refugio y no de peligro.
Durante el taller, los participantes tuvieron la oportunidad de profundizar sobre comprensión del abuso, sus diferentes formas, así como sus efectos a corto y largo plazo en las víctimas.
Al final los participantes recibieron un diploma de participación, documento que certifica que el receptor ha participado en estos talleres fundamentales para desempeñarse como agentes de pastoral y de servicio en la Iglesia.
