La Catedral San Juan Bautista acogió la celebración del primer domingo de Adviento, tal como ocurrió en todas las Parroquias y capillas de El Loa en donde se dio inicio el periodo de cuatro semanas de preparación para la Navidad, que invita a los cristianos a reflexionar sobre la venida de Jesús, tanto en su nacimiento como en su regreso final. En su mensaje, el Obispo Carrasco explicó el significado de este tiempo litúrgico y cómo vivirlo de manera auténtica.
“El Adviento significa venida, y así como los pueblos antiguamente preparaban sus calles y hogares para recibir a una autoridad especial, nosotros como cristianos nos preparamos para recibir a nuestro Salvador,” afirmó el obispo, destacando la importancia de una preparación que trascienda lo material.
Monseñor Carrasco subrayó tres dimensiones del Adviento según la enseñanza de San Bernardo: la preparación para la segunda venida de Cristo, el nacimiento del Salvador y su presencia viva en el corazón de cada creyente. En este último punto, llamó a los fieles a reflexionar: “Prepárate para que Cristo viva en ti. Cuando Él habita en nosotros, nos transformamos en su reflejo para el servicio de nuestros hermanos.”
El Adviento, señaló, es una oportunidad para la conversión y el crecimiento espiritual. “Este tiempo nos invita a mirar lo que sobra en nuestras vidas y quitarlo, así como a pedir a Dios aquello que falta para acercarnos más a Él.” Además, instó a los fieles a adoptar una actitud de oración constante y de amor mutuo, recordando las palabras de San Pablo: “Que el Señor los haga crecer en el amor mutuo y fortalezca sus corazones en la santidad.”
Finalmente, el obispo de Calama alentó a los presentes a prepararse con serenidad y fe, alejándose del consumismo y centrando sus esfuerzos en el fortalecimiento de los lazos familiares y comunitarios. “El Adviento nos invita a vivir de manera distinta, desde el interior hacia el exterior, mostrando a través de nuestras acciones que Cristo vive en nosotros,” concluyó.
Con este mensaje de esperanza, la Diócesis de Calama dio inicio al camino hacia la Navidad, recordando que la verdadera celebración radica en recibir al Emmanuel, Dios con nosotros, en cada corazón dispuesto.