La Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis San Juan Bautista organizó este domingo en Calama el Jubileo de los Migrantes, actividad que se desarrolló en el marco del Día Internacional del Migrante y Refugiado. Bajo el lema “Migrantes, misioneros de esperanza”, la jornada comenzó con una peregrinación hasta el templo catedral, donde se celebró la misa dominical con la participación de familias provenientes de distintos países.
El obispo Tomás Carrasco presidió la eucaristía destacando que la migración ha estado presente en la historia de la fe, desde el pueblo de Israel hasta la Sagrada Familia. En su homilía, llamó a la comunidad a acoger con un corazón abierto a quienes llegan buscando un nuevo hogar. “La Iglesia abre los brazos para que no quede ninguno afuera… Dios es Padre de todos, de los pobres, los huérfanos y los migrantes”, expresó.
Migrar, parte de la historia de la fe
En sus palabras, el pastor diocesano recordó que la migración no debe mirarse solo desde un aspecto social o político, sino también como parte de la vocación cristiana de caminar juntos hacia la patria celestial. Insistió además en que cada creyente está llamado a ser hermano y servidor, dejando de lado el orgullo y la indiferencia.
Una fiesta de culturas en el frontis de la catedral
La celebración también fue una oportunidad para reconocer los aportes culturales, sociales y religiosos de quienes han llegado a la provincia de El Loa en busca de nuevas oportunidades. Tras la misa, en el frontis de la catedral, se presentaron bailes y danzas típicas de distintos países, que dieron un marco festivo y fraterno a la conmemoración, reflejando la riqueza de una ciudad cada vez más diversa y acogedora.