

La noche de este 24 de diciembre, la comunidad católica de Calama se congregó en la Catedral San Juan Bautista para celebrar la tradicional Misa de Noche Buena, presidida por el obispo diocesano, monseñor Tomás Carrasco, quien ofreció una extensa y profunda homilía centrada en el misterio de la Encarnación y el verdadero sentido de la Navidad.
Al inicio de su mensaje, el pastor diocesano recordó el tiempo de preparación vivido durante el Adviento y subrayó el carácter único de la Noche Santa. “Hemos llegado a esta noche santa donde se abren las puertas de un establo para mostrarnos la grandeza del Verbo de Dios hecho carne para habitar entre nosotros”, afirmó, destacando que la Navidad no es una noticia más, sino “este gran notición que cambió la historia en el antes y el después: antes de Cristo y después de Cristo”.
Monseñor Carrasco enfatizó que la Encarnación expresa la cercanía radical de Dios con la humanidad. “Dios ha querido entrar a la historia del hombre… para hacer que esta historia humana se transforme en historia de salvación para cada uno de nosotros”, señaló, citando a San Agustín: “El Hijo de Dios se hizo Hijo del hombre para que el hijo del hombre se hiciera hijo de Dios”.
En su reflexión, el obispo también se detuvo en el anuncio profético de Isaías, recordando que la luz de la Navidad surge desde la pequeñez y no desde el poder. “Esa luz que no viene de las armas ni del poder político… nos ha iluminado desde lo pequeño y sencillo, desde una pesebrera”, indicó, resaltando que la paz prometida por Dios es “plenitud de vida, reconciliación y esperanza que no defrauda”.
Dirigiéndose a la realidad actual, monseñor Carrasco llamó a no dejarse vencer por el temor. “No teman a las oscuridades, no teman a la pobreza, no teman al futuro… ¿y por qué no tenemos que temer? Porque Dios está con nosotros”, expresó, recordando el mensaje del ángel a los pastores, los primeros en recibir el anuncio del nacimiento del Salvador.
Un momento especial se vivió en el principal templo de la ciudad con la bendición de imágenes del niño Dios que las familias tradicionalmente llevan a la celebración de la eucaristía de noche buena y que posteriormente serán puestas en los nacimientos o pesebres de sus hogares para que acompañe estos días de alegría por su venida al mundo.
Finalmente, el obispo invitó a vivir una Navidad que no se reduzca a lo externo, sino que se traduzca en acogida concreta a Cristo. “La Navidad no es un recuerdo piadoso, es la visita de Dios a su pueblo”, afirmó, interpelando a los fieles a abrir “las puertas de la casa, de la familia y del corazón”, para que el Señor “no pase de largo” y encuentre en cada hogar “el mejor hospedaje”.