Con una masiva participación de fieles, familias atacameñas y visitantes, la comunidad de San Pedro de Atacama celebró este fin de semana a su santo patrono en una fiesta profundamente marcada por la religiosidad popular y el patrimonio cultural vivo. La celebración, realizada entre el sábado 28 y este domingo 29 de junio, tuvo como sello distintivo la veneración de bailes tradicionales de la comuna, expresión auténtica del arraigo espiritual y cultural de la zona.
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La plaza y templo parroquial fueron el corazón de la fiesta, en la que participaron agrupaciones como el Baile Catimbano de Quitor y de Yaye, el Baile Pedro y Pablo, el Gitano, el Llamero, los bailes del Negro del Carmen y de las familias Fernández y Medalla de Sequitor, además del Baile Torito de Solor y de Sequitor. La música fue animada por Lakitas Hijas de Ckimal, un conjunto compuesto íntegramente por mujeres, que acompañó los momentos clave de la festividad.
Durante la Eucaristía principal, el obispo de la Diócesis de Calama, Mons. Tomás Carrasco Cortés, ofreció una homilía que invitó a los presentes a mirar en San Pedro no solo al pescador convertido en apóstol, sino a un hombre de fe capaz de caer, arrepentirse y volver a levantarse con la ayuda de Cristo.
“Pedro no solo entrega su barca, entrega su vida. Es seducido por la palabra de Jesucristo, y aunque cae, niega y vuelve a sus redes, el Señor lo busca, lo perdona y le recuerda su identidad: ser roca firme y pastor del rebaño”, expresó el obispo, haciendo un llamado a redescubrir la propia misión cristiana. “También nosotros, como Pedro, a veces negamos a Cristo, volvemos a nuestras seguridades, pero Él no deja de llamarnos. Nos pregunta: ¿me amas?”, dijo en una reflexión que caló hondo entre los asistentes.
La procesión con la imagen de San Pedro recorrió las principales calles del poblado, acompañada por los bailes que marcaron el pulso de la celebración con flautas, zampoñas y tambores, en un despliegue que combinó fe, memoria e identidad local. “Estos bailes representan uno de los valores más importantes de nuestro patrimonio cultural y religioso”, destacó el alcalde Justo Zuleta Santander, quien valoró el trabajo de las familias guardianas de estas tradiciones.
El padre Néstor Veneros, párroco de San Pedro, también agradeció la participación de las distintas comunidades, autoridades y organizaciones locales, como el Consejo de Pueblos Atacameños, y subrayó el carácter colectivo y fraterno de la fiesta. “Nos alegramos profundamente. Esta es una celebración que fortalece nuestra cultura, nuestra fe y nuestro espíritu como pueblo”, expresó.
La Fiesta de San Pedro en la comuna que lleva su nombre no solo reafirmó la vigencia de una devoción centenaria, sino también el compromiso de sus habitantes por mantener vivas las raíces que dan sentido a su historia y su presente. Una celebración que, desde la sencillez del altiplano, recordó que seguir a Cristo es una decisión que transforma y sostiene a pesar de los avances y cambios de la sociedad.
Visita de la imagen de San Pablo
La tradición de las comunidades originarias en los poblados del Alto Loa y atacama la Grande es que, en sus festividades religiosas, sus santos patronos sean visitados por las imágenes de los santos y la Santísima Virgen según corresponda de otros poblados o localidades como un gesto de hermandad y comunión. Para esta ocasión y en gesto que por primera vez se concretó, desde la Parroquia San Pablo de Calama, representantes de la comunidad junto a su párroco Rubén Valderrama y el vicario parroquial presbítero Ricardo Contreras llegaron hasta el pueblo de San Pedro de Atacama con la imagen San Pablo sumándose así a los festejos de esta festividad religiosa que reúne a miles de fieles en la localidad dedicada a San Pedro.