Con una solemne misa celebrada en el templo catedral de Calama, la Diócesis San Juan Bautista conmemoró este martes su fiesta patronal, en honor al precursor de Cristo, San Juan Bautista. La celebración fue presidida por el obispo Tomás Carrasco Cortés y concelebrada por el Vicario General Néstor Veneros, el Vicario Pastoral Rubén Valderrama, junto a sacerdotes, diáconos, religiosas y una gran asamblea de fieles que repletó el principal templo de la ciudad.
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En el marco del Año Jubilar 2025, el obispo Tomás Carrasco centró su homilía en la figura de San Juan como modelo de vida cristiana comprometida y profética. “San Juan Bautista fue un hombre del desierto, austero, valiente, que supo preparar el camino del Señor. También nosotros hoy estamos llamados a ser esa voz que grita en el desierto de Calama”, expresó, invitando a la comunidad a vivir este tiempo de gracia como “peregrinos y sembradores de esperanza”.
Uno de los momentos más significativos de la jornada fue la entrega de la Medalla al Mérito Espíritu de San Juan Bautista, distinción con la que la diócesis reconoce año a año a hombres y mujeres que se destacan por su testimonio y servicio en distintas comunidades eclesiales. En esta edición, fueron galardonadas 23 personas provenientes de diversas áreas pastorales, educativas y sociales.
De manera especial, se reconoció la trayectoria de tres figuras emblemáticas de la diócesis: los sacerdotes Enrique Olivé Turu y Ubaldo Montiel Peña, quienes han entregado décadas de servicio pastoral en el territorio, y el diácono Juan Yáñez Alcayaga, primer diácono permanente ordenado en la Iglesia de Calama, quien ha desarrollado una sostenida labor evangelizadora y social.
El obispo valoró profundamente la entrega de los galardonados: “Han sido elegidos porque nuestro Santo Patrono les ha inspirado a dar testimonio allí donde viven su fe. Los animo a no detenerse, a seguir siendo esa Iglesia viva que señala a Cristo”, afirmó.
La celebración culminó con un fuerte llamado a vivir con radicalidad el Evangelio, como lo hizo San Juan Bautista, y a preparar el corazón para recibir las gracias del Jubileo convocado por el Papa Francisco. “El Señor quiere transformarnos en verdaderos peregrinos de esperanza, sembradores de la misericordia que el mundo tanto necesita”, concluyó monseñor Carrasco.